Sin lugar a dudas Estados Unidos es el país en el que uno se siente como un niño tenga la edad que tenga. Cada rincón le suena al visitante, cada sitio ha sido mil veces visto en una película o en una serie de televisión. Pero aún así, uno se ve sorprendido contemplando con sus propios ojos lugares que mil veces ha visitado antes a través del celuloide.
Nueva York o Los Ángeles, Seattle o Miami, todas las grandes urbes le hablan al viajero en cientos de idiomas. La historia de los Estados Unidos es la historia de la emigración, la historia del país de acogida de gentes de todos los lugares del mundo. De ahí la naturaleza amable y acogedora del estadounidense, que hace que cualquiera pueda entenderse con cualquiera, hable o no la misma lengua, comparta o no las mismas referencias culturales.
Pero más allá de sus ciudades, el país norteamericano es también un destino en el que el paisaje ofrece vastos monumentos naturales. ¿Quién no ha soñado alguna vez con asomarse al cañón de Colorado? ¿quién no ha querido nunca presenciar la majestuosidad de las cataratas del Niágara?
Un destino, Estados Unidos, que ofrece oportunidades para cualquier tipo de viajero. El aventurero y el cosmopolita se sienten realizados explorando los 50 estados que componen esta nación. Pisar el suelo estadounidense es regresar a la niñez, es vivir las aventuras de los héroes de las películas que amamos y soñamos con vivir. El país de las oportunidades se abre ante nosotros con los brazos abiertos para que conozcamos esa cultura que ya parece ser global, pero que siempre sorprende cuando se conoce de primera mano. Es nuestro mundo, pero también es otro mundo.